LA HABANA, 25 sep (Xinhua) -- Varadero, el principal balneario de Cuba, se alista para ampliar los servicios turísticos, luego de que el Gobierno comenzara a aplicar una reapertura gradual de la vida económica en una apuesta por el éxito de la campaña de inmunización contra la COVID-19 en marcha en la isla.
Ubicado en la Península de Hicacos, en la costa norte de la occidental provincia de Matanzas y a unos 120 kilómetros al este de La Habana, el balneario tiene más de 52 hoteles con 20.000 habitaciones, la mayoría gestionadas por compañías extranjeras.
Sin embargo, como efecto de la pandemia del nuevo coronavirus, la llamada Playa Azul desde hace casi un año solo recibe pequeños grupos de vacacionistas, sobre todo provenientes de Canadá y Rusia en vuelos charters directos hasta el aeropuerto de la Península.
En las últimas semanas, ese aeropuerto ha recibido apenas diez vuelos semanales de cuatro compañías rusas y dos enlaces desde ciudades canadienses, con lo que en septiembre se reportaron solo unos 4.500 vacacionistas diarios en el balneario, donde trabajan hoy poco más de una decena de hoteles.
"El cierre prolongado de algunos hoteles a causa de la COVID-19 obliga a necesarios mantenimientos en sus sistemas, los cuales están en marcha", afirmó a la prensa la delegada del Ministerio del Turismo (MINTUR) en Matanzas, Ivis Fernández.
La directiva informó del interés de algunas aerolíneas en retomar los vuelos a Varadero y la intención de atraer turistas desde Alemania, España y Reino Unido, sin dejar a un lado los mercados canadiense y ruso.
A inicios de este mes, el Gobierno cubano anunció la próxima reapertura de sus fronteras y la flexibilización de los protocolos sanitarios aplicados a quienes arriban a la isla, los que ahora son sometidos de manera obligatoria a una prueba de biología molecular en tiempo real, los llamados test de PCR.
Una nota del MINTUR adelantó que a partir del 15 de noviembre se reconocerá el certificado de vacunación de los viajeros, quienes solo se someterán a la detección de síntomas y al control de temperatura, y se realizarán pruebas diagnósticas de manera aleatoria.
En el caso particular de Varadero, las autoridades locales prevén establecer dos puntos de desinfección y una pesquisa sanitaria en varios momentos y lugares, desde el arribo del viajero por el aeropuerto hasta su ingreso en las instalaciones turísticas.
También se establecerá un minucioso programa de control sanitario internacional, en el que se llevará la relación nominal de todos los huéspedes y se crearán grupos de activistas destinados a reforzar la labor del personal de salud en los hoteles.
Los trabajadores de los hoteles también tendrán un especial seguimiento médico, incluso en sus domicilios, al igual que quienes laboran en tiendas, bancos y otras entidades vinculadas a los vacacionistas.
El transporte de los turistas se realizará en vehículos que cumplirán estrictamente los protocolos sanitarios y los choferes tendrán que utilizar medios de protección de bioseguridad.
De manera paralela, y en coincidencia con una reapertura gradual de siete de las 15 provincias del país, el Gobierno realiza una vacunación masiva que hasta el momento ha permitido inmunizar al 43,5 por ciento de los 11,2 millones de cubanos.
En esa inmunización se emplean los fármacos Abdala, Soberana-02 y Soberana Plus, tres de las cinco vacunas elaboradas en el país.
Después de la exportación de los servicios profesionales, el turismo es la primera fuente de ingresos de la isla, con cifras cercanas a los 3.000 millones de dólares anuales.
Desde la aparición del nuevo coronavirus en el país, en marzo del pasado año, ese renglón tuvo una brusca caída generada por la casi total desaparición de los vacacionistas extranjeros y nacionales.
Cuba recibió en el primer semestre de este año a 270.639 visitantes extranjeros, una dura caída de los arribos en relación con el mismo período de 2020, cuando arribaron 1.239.099 vacacionistas.
(Web editor: 周雨, Zhao Jian)
