Portada | China | Economía | Mundo | Iberoamérica | Opinión | Ciencia Deportes | Cultura | Sociedad | Viaje | Fotos | PTV | Tips

español>>Cultura-Entretenimiento

El Festival de la Primavera y el espíritu chino a través de un expatriado español

Pueblo en Línea  2021:02:26.10:12

Turistas visitan el área escénica del Jardín Yuyuan en Shanghai, este de China, el 17 de febrero de 2021. (Xinhua / Chen Fei)

Por Héctor Gómez Pinos

Beijing, 26/02/2021 (El Pueblo en Línea) -Ahora que entramos en el año nuevo lunar no escasean los artículos que rinden cuenta de la efeméride y reseñan diversos aspectos de la cultura tradicional china para la ocasión: decoraciones en rojo, el regreso a casa, , las visitas familiares, los hongbao... En muchas ocasiones, este fenómeno social de inaugurar un nuevo ciclo de vida se aprecia desde un punto de vista reductor, y omiten la mirada de los propios hacedores de la fiesta o aquellos que al igual que yo, vivimos China a diario mediante los vínculos familiares y profesionales que hemos creado en este país.

Entre las actividades más popularizadas encontramos cómo se engalanan los pueblos y ciudades con luces y decoraciones de color rojo (incluso en las puertas de las viviendas), la comida que tradicionalmente se prepara, la gala televisiva de año nuevo o cómo las familias viajan para reunirse. Todos ellos actos que de una forma u otra no son ajenas a nuestras propias celebraciones en torno al fin de año, pero si profundizamos un poco podríamos preguntarnos: ¿estos actos encarnan realmente el mismo espíritu con el que celebramos nuestras fiestas en España, mi país?

Diría que hay ciertas diferencias. Las decoraciones tienen ese color, y lucen esos caracteres porque se hacen votos por la prosperidad y el sincero deseo colectivo de que todo vaya a mejor, tanto en el aspecto material como en la dimensión espiritual. Por lo tanto, lo que se define como decorar no es escribir palabras simples y vacías alrededor de la puerta principal.

En cuanto a los viajes, me pongo de ejemplo: cruzar la mitad de mi país para reunirnos con mis abuelos en Navidad nos llevaba aproximadamente cuatro horas, y era un trayecto que hacíamos varias veces a lo largo del año. Sin embargo, para muchos chinos debido a la extensión del país y a su personal espíritu de sacrificio, es posible regresar al hogar apenas una vez al año, aunque es algo que añoran durante los 365 días. En muchos casos, volver a casa supone reencontrarse con sus raíces, con los abuelos que se ocuparon de criarlo cuando era pequeño (en contraste con otros países, donde la educación siempre recae en los padres), mostrarles tu agredecimiento a tus familiares y demostrarles que ya pueden descansar, que hicieron un gran trabajo y gracias a ello, ahora eres un adulto socialmente responsable.

Este paso del tiempo entre una visita y otra, y ese interés por asegurarse de que los hijos y los nietos prosperan en la vida, que todo anda bien, y que son gente honesta que contribuye a la sociedad y a la familia (entendida aquí como una unidad pequeña de un todo más amplio) creo que contribuye y explica una de las costumbres que más pueden sorprender a los que no son chinos: la incesante cantidad de preguntas personales y consejos familiares que el joven recibirá por parte de sus mayores... ¿Tienes pareja? ¿Cúando te vas a casar? , ¿Tienes suficiente dinero para comprarte una casa? ¿Tienes trabajo estable? Y muchas otras… No creo que se deba interpretar como una intromisión inaceptable en la privacidad del interrogado. Como decía antes, percibo un sincero interés por estar seguros que sus descendientes están bien, y más aún cuando no estás con ellos diariamente, cuando ya no puedes seguir cuidándoles de forma directa.

Si hablamos de costumbres peliaguadas aparecen los hongbao, que incluso pueden crear fricciones en una pareja mixta entre un occidental y un chino. Sobres rojos en los que se pone dinero para entregar a los familiares. Seguro que habéis leído acerca de ello, pero lo que a veces no se especifica es que esta entrega monetaria sustituye (total o parcialmente) a los regalos tradicionales que damos en occidente, que suelen ir más bien de abajo hacia arriba (hijos ya adultos a padres y abuelos), y que muchas veces incluyen a la familia en el sentido amplio: tios, primos… Algunos occidentales interpretan esta costumbre como el deseo desaforado que tienen los chinos por todo lo que tenga que ver con el dinero, “es una muestra de lo materialista (en sentido peyorativo) que son”, afirman algunos.

Mi opinión es que se puede preferir los regalos a los sobres rojos, y gustarte más tu propia costumbre. Pero, en la mayoría de las ocasiones, siempre conviene ahondar, ver más allá de la superficie y reflexionar un poco antes de concluir. La entrega del sobre rojo tiene un significado más profundo que la cantidad de dinero que se ofrece. El sentido simbólico invita a que no te falte nada en la vida. Además, un chino podría esgrimir que no tiene sentido comprar un regalo que no sabes si le va a gustar al destinatario. Por eso antes de que el presente acabe en la papelera o empolvado en un estante, es preferible entregar efectivo para que cada uno la consuma como considere apropiado.

De hecho, y parémonos aquí un momento: cuando yo era un chaval y había una boda, en España los invitados compraban regalos. Sin embargo, desde hace varios años las invitaciones incluyen un número de cuenta bancaria para depositar el dinero que se regala. Si nadie acusa a los novios españoles de materialistas, ¿por qué lo hacemos con tanta facilidad cuando se trata del mismo acto, pero desde otra cultura?

Y por si alguien se lo está preguntando, la respuesta es no. Con mi esposa china apenas he tenido conflictos culturales en relación al año nuevo lunar. Algunas cosas podrán gustarme más y participar en ellas más activamente, y otras menos y dar un pasito atrás. Lo importante es ponerse en el lugar del otro, hablar las cosas con respeto y entender que, en última instancia, si tú no quieres que alguien “de fuera” critique las tradiciones de tu país y tus creencias, no deberías hacerlo tú tampoco con las tradiciones y creencias de los demás. Tan respetable es lo tuyo como lo foráneo. Esta conducta cobra una mayor importancia cuando vives en un país que te ha acogido y ofrecido oportunidades.

Aclarado esto, retrocedamos un poquito: ¿cómo es posible que una parte de la población apenas tenga tiempo para volver al hogar donde se criaron? ¿Es porque son máquinas que lo único que hacen es trabajar? Quiero señalar la suerte de estar escribiendo esto en febrero del 2021, cuando los medios europeos ya se han hartado durante semanas de mostrar videos y fotos de lo abarrotadas que están las discotecas y los restaurantes de Wuhan. Esos mismos medios que se han pasado años asegurando que los chinos son esclavos y que sólo saben trabajar, por arte de mágia nos afirman que ahora son gente que está todo el día de fiesta. ¿Alguien le encuentra sentido, más allá de entender que ambas informaciones no persiguen otro interés que no sea intoxicar a los lectores acerca de la realidad china?

Como dije antes, hay que pararse a pensar un poco. Sí, creo que es cierto que en China se trabaja más que en otros paíse. También creo que, en muchos casos, el trabajo se asume con mayor seriedad. Otra cosa es explicarlo partiendo que “son esclavos”, “son confucianos”, “están alienados”… La explicación (insisto, en mi opinión) es algo que no conviene enunciar mucho en el occidente actual: si los chinos se esfuerzan tanto es porque saben que con su trabajo mejorarán sus condiciones de vida. Últimamente en mi país se repite mucho que “vas a vivir peor que tus padres”. Ese fatalismo generacional en la China actual es impensable, siempre y cuando te esfuerces “como un chino”. Aquí hay que estudiar duro porque entrar a una buena universidad cambiará tu vida, hay que trabajar duro porque ahí fuera hay miles de oportunidades esperando por ti y hay que contribuir al desarrollo del país porque eso hará que tus hijos puedan seguir un camino ascendente.

No es que a los chinos no les guste descansar y disfrutar del ocio con los amigos y la familia (no hay más que sentir la vibrante vida nocturna urbana o asomarse a los centros comerciales que suele llenarse de la clase media china, reconocida en el orbe por su capacidad de consumo).Lo que pasa es que no han perdido la cultura del esfuerzo personal y colectivo, la ilusión de vivir mejor y la alegría de verificar que tu trabajo es recompensado hacia mejores niveles de desarrollo. 

(Web editor: 周雨, 赵健)

Comentario

Noticias

Fotos