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Nuestro placer no debe basarse en el dolor y el sufrimiento de los animales

Pueblo en Línea  2017:06:16.16:08

Por Zhang Huizhong

Nuestro placer no debe basarse en el dolor y el sufrimiento de los animales

(Foto: Diario del Pueblo)

Beijing, 16/06/2017 (El Pueblo en Línea) - El Circo Ringling comenzó a dar funciones en el año 1919. A lo largo de su historia, el grupo de elefantes bailando en dos patas fue una de los espectáculos más sobresalientes y recordados. Sin embargo, en mayo el legendario circo estadounidense subió a escena su último espectáculo. Muchos creen que la actual preocupación por los derechos de los animales inclinó la balanza para su cierre definitivo.

El Ringling representa un referente importante para muchas generaciones de estadounidenses.

Sus seguidores afirmaron que les entristeció despedirse y constituye una gran pérdida para Estados Unidos. Por otra parte, los empleados del Ringling atribuyeron el cese al impacto de la tecnología en la sociedad moderna. Los más jóvenes crecen con teléfonos inteligentes y no están interesados en ver acrobacias de elefantes, monos y felinos.

Pero la causa más objetiva que sepultó el destino del Ringling fue la sospecha de crueldad animal.

El circo fue demandado por supuestos abusos por una serie de organizaciones protectoras de los derechos de los animales. Desde el 2013, muchas ciudades estadounidenses emitieron reglamentos que prohíben espectáculos con animales salvajes. En otras palabras, la operación principal de un circo es incompatible con el actual desarrollo social y la obligación de proteger a los animales.

Es verdad que muchas personas encuentran entretenidos los espectáculos que utilizan animales. Y desde una perspectiva purista, se puede concluir que no hay circo que no abuse de sus animales. Hay ciertos métodos de entrenamiento que son inevitables si la meta es que un animal se comporte como se le antoje a un ser humano.

Un documental titulado "Elefante Negro", presentado el pasado año, reveló lo tenebroso que se esconde detrás de la vida de los paquidermos utilizados para alegría del turismo. Los cachorros son separados de sus madres y traumatizados con hierros punzantes hasta que vinculan el dolor que sentirán si se niegan a obedecer con las órdenes de su instructor. El mismo calvario pasan las orcas, “encarceladas” en estrechas piscinas donde ni pueden hacer un giro completo.

Si los circos continúan operando, ¿quién puede garantizar básicas condiciones de vida para estos animales?

En la sociedad moderna, cada vez hay más personas consideran a los animales como sus iguales y condenan la crueldad humana hacia ellos, espectáculo circense incluído. Como resultado, muchos países han impuesto restricciones a los circos. En el 2009, Bolivia se convirtió en el primer país del mundo en prohibir a animales salvajes y domésticos viajaran con los circos.

Sin embargo, todavía hay animales actuando en muchos sitios que no son circos. Los espectáculos de osos en zoológicos y acuarios que presentan acrobacias con delfines también privan a los animales de su libertad y derechos fundamentales.

¿Debemos buscar entretenimiento y diversión obligando a los animales a realizar acciones que se oponen a sus instintos naturales? Esa fue la pregunta planteada por un periodista, después de que se verificara el cierre del histórico circo. Proporcionar condiciones de vida favorables para los animales significa no alienarlos de su propia naturaleza y medio ambiente.

La desaparición gradual de los circos es un resultado natural de la relación contemporánea entre los seres humanos y los animales. A pesar de su distinta naturaleza, los seres humanos y los animales –por igual- tienen derecho a la vida y a libertad plenas. Tratar a los animales con bondad demuestra no sólo un gran respeto por la naturaleza, sino también por otros seres humanos.

Nuestro placer lúdico no debe basarse en el dolor y el sufrimiento de los animales. 

(Web editor: Elena G., Rocío Huang)

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