El 12 de noviembre de 2016, al menos 52 personas murieron y más de 100 resultaron heridos cuando un atacante del EI se hizo detonar un templo de la provincia de Baluchistán, suroeste de Pakistán.
El primer ministro de Pakistán, Nawaz Sharif, condenó el ataque y ordenó a los departamentos involucrados brindar el mejor tratamiento médico posible para los heridos.
El general Bajwa hizo un llamado al país a mantener la calma.