Por Zhu Dongyang
BEIJING, 7 may (Xinhua) -- Africa, el último continente en la Tierra que sufre de amplia pobreza mientras es etiquetado de tierra de energía y vigor, ha estado ocupada últimamente recibiendo a funcionarios de alto rango de naciones occidentales desarrolladas y potencias económicas asiáticas.
Es digno de mención recalcar que la actual gira por cuatro países africanos del primer ministro chino, Li Keqiang, casi se ha solapado con las visitas del secretario de Estado de EEUU, John Kerry, y del ministro de Exteriores japonés, Fumio Kishida.
Etiopía y Angola, dos de las paradas de la gira africana de Li, también han sido parte del itinerario de Kerry.
Esta coincidencia podría llevar a la suposición de que las grandes potencias económicas mundiales se han involucrado en una fuerte carrera por conseguir su parte del prometedor continente.
Aquellos con puntos de vista parciales en Occidente tienden a ver a China, uno de los últimos en llegar a Africa, como un contendiente en ascenso, y lo tachan de nuevo colono que se lleva los recursos naturales para servir a su propia agenda del desarrollo al estilo de la potencias occidentales hace siglos.
Estos malentendidos solo prueban la falta de conocimiento de Occidente sobre la verdadera historia de la cooperación entre China y Africa.
La asociación entre China y Africa, continua y siempre fuerte, sale de la aspiración compartida al desarrollo común y a la mejora de la vida de sus pueblos.
Estos esfuerzos, definidos por Li y los líderes africanos en un comunicado conjunto el lunes, dan la bienvenida a la diversificación de los socios de cooperación de Africa, o de "terceras partes" en Africa, "sobre la base de su necesidad, consentimiento y participación".
La apertura e inclusión de esta cooperación también han sido probadas por el aumento de empresas conjuntas en el continente financiadas por China y otros países, lo que se distingue de las antiguas maneras de Occidente de acaparar la influencia y no dejar a otros que participaran.
Además, politizar la cooperación empresarial normal de China con Africa es un esfuerzo condenado al fracaso, ya que ambas partes buscan mejorar la vida de sus pueblos, y sus economías son altamente complementarias, por lo que es imposible alienarlas.
La asociación estratégica entre China y Africa, que pretenden beneficiar tanto a sus respectivos pueblos como al mundo en general, disfrutará por esto de una mayor tenacidad y duración.
Promover los lazos económicos con Africa no es un juego de suma cero para China y Occidente. El vasto continente africano, lleno de potencial comercial y oportunidades de negocio, es suficientemente grande para acomodar a empresas competentes de todos los países sobre la base de igualdad.