Moscú no desea apresurarse para una nueva conferencia internacional sobre Siria sin estar preparada y arriesgarse al fracaso, señaló hoy el ministro de Relaciones Exteriores ruso, Sergei Lavrov.
"Podría ser una trampa actuar de prisa. El 7 de mayo en Moscú (durante la visita del secretario de Estado de Estados Unidos, John Kerry), acordamos iniciar la conferencia sólo si se efectúan amplios preparativos", dijo Lavrov en una entrevista publicada en el sitio de internet del ministerio.
Se necesita el consentimiento de todas las partes para llevar a cabo una conferencia exitosa, dijo el canciller ruso, e indicó que pese a las reservas sobre la voluntad de la oposición siria para participar sin precondiciones, el gobiermo de Damasco ha respondido de manera positiva.
El principal grupo de oposición ha condicionado su participación en las conversaciones a la dimisión del presidente sirio Bashar al Assad renuncia, dijo Lavrov.
La iniciativa ruso-estadounidense prevé que el gobierno y los grupos de oposición plurales de Siria deben emprender "las conversaciones sobre la implementación del comunicado de Ginebra", recalcó.
Lavrov indicó que Moscú insiste en que todos los grupos de oposición, en o afuera de Siria, deben estar presentes en la conferencia.
El ministro reconoció que Rusia tiene influencia en algunos de los grupos opositores sirios, mientras que Occidente, Turquía y los países del Golfo han influido en los otros.
"Se debe haber un reparto del trabajo, donde cada uno haga su parte de la labor común", indicó.
Todos los participantes en las conversaciones de Ginebra deben participar en la nueva conferencia más Irán y Arabia Saudí, dijo Lavrov.
Moscú no espera que una conferencia solucione la crisis siria por completo y cree que sería contraproducente establecer un calendario exacto por adelantado, añadió.
"Es necesario recibir una señal de la oposición siria. Si la señal es positiva, será oportuno pensar en los participantes de la conferencia, sus reglas y lo que siga", indicó.