SANTIAGO, 9 mar (Xinhua) -- El bajo crecimiento del 1,4 de la economía chilena en enero pasado, que confirmó la acentuada desaceleración productiva que vive el país sudamericano, plantea interrogantes respecto al futuro de las reformas que promete impulsar Michelle Bachelet a su llegada al Palacio de La Moneda.
La llegada de la centroizquierda a la presidencia sorprende al país con el crecimiento más bajo en cuatro años, en un proceso de contracción más acentuada del previsto.
Un resultado más que negativo para un gobierno de derecha que trataba de poner sus resultados económicos y de gestión como sus grandes logros, pese a que en las elecciones presidenciales y parlamentarias sufrió una estrepitosa derrota.
Pero al mismo tiempo, generó una incertidumbre respecto a lo que deberá hacer ahora el gobierno de Bachelet, que asume este martes 11 de marzo la presidencia por segunda vez en su vida, luego de su anterior período de los años 2006 a 2010.
Mientras, el saliente gobierno trató de culpar por esta desaceleración a la incertidumbre producida por la reformas prometidas por Bachelet, tal como indicó el ministro de Hacienda Felipe Larraín.
Pero desde el entrante gobierno, el futuro ministro de Hacienda, Alberto Arenas, señaló que "el nuevo gobierno recibe una herencia de la actual administración de una economía desacelerada, una herencia de un crecimiento bajo, las cifras así lo indican", aseveró.
Es más, Arenas señaló que el último trimestre móvil terminado en enero la economía acumula un crecimiento en torno a 2,3 por ciento, luego de haber crecido anualmente en promedio un 5,4 por ciento desde el 2010.
Ante esto, el futuro ministro añadió que "las cifras que deja la administración del presidente Sebastián Piñera, y aun cuando el diagnóstico que ellos hacen da cuenta de un escenario de desaceleración".
Por lo que a su juicio, "hay que retomar desde el primer día el tiempo perdido, lo dijimos en campaña con mucha seriedad, nosotros tenemos la experiencia y vamos a gobernar desde el primer día, el 11 de marzo, para recuperar el tiempo perdido en productividad, innovación y energía", comentó Arenas.
El titular designado agregó que "hay que poner todo el esfuerzo para revertir lo que estamos viendo, de las cifras de inversión pública".
Durante los cuatro años de gobierno de Sebastián Piñera, la economía mostró favorables que ponían a Chile cada vez más cerca del desarrollo. Es así como se observa que en el período 2010-2013 Chile logró un promedio anual de crecimiento del 5,4 por ciento, con un Producto Interno Bruto Per Cápita en orden de los 18 mil dólares, lo que hace más real la meta de alcanzar los 20 mil dólares por persona para el año 2018.
Esto también se observó en el empleo, al mantener una baja tasa de desocupación por apenas el 5 por ciento, en gran parte por la creación de 990 mil nuevos empleos, especialmente en las mujeres.
Incluso las inversiones presentaron un alza de un 16 por ciento en cuatro años, la que alcanza el 25,1 por ciento de Producto Interno Bruto, y donde la inversión extranjera directa llega a los 30 mil millones de dólares el 2013.
Pero han surgido diversos cuestionamientos a la calidad de los empleos generados, como señalan desde la Fundación Sol, especializada en este tema y frecuentemente a las cifras sociales del saliente gobierno.
De acuerdo a la Fundación Sol, sólo el 55 por ciento de los asalariados en Chile cuenta con contrato indefinido, cotizaciones de salud y previsión, así como seguro de cesantía.
Asimismo, afirma que el 56 por ciento de los nuevos empleos asalariados se ha generado a través de la tercerización o subcontratación, donde existen menos probabilidades de seguridad social, salarios menores y mayores complejidades para la sindicalización.
Además, asevera que el 53 por ciento es parte del fenómeno del subempleo, aquel en el que una persona trabaja menos de 30 horas semanales, pero que está disponible y necesita trabajar más tiempo.
Es por esto que el tema empleo, junto a su calidad y el crecimiento constituyen parte importante del programa de Bachelet, al menos en su plan de los primeros 100 días.
Aunque una reforma al código laboral está en duda, y al parecer depende más de las circunstancias políticas que se presenten en los próximos cuatro años, al menos hay un primer acento en mejorar las condiciones del crecimiento.
En el tema laboral se pondrá acento en terminar con las múltiples personalidades jurídicas (legales) de las empresas que generan divisiones artificiales de las grandes firmas y debilitamiento de las condiciones laborales de los trabajadores.
También se pretende poner acento en la capacitación, con planes de beneficio a unas 300 mil mujeres y 150 mil jóvenes, donde se concentra el desempleo.
En cuanto al crecimiento, la idea es impulsar una Agenda de Productividad, Innovación y Crecimiento Económico que se pondrá en marcha a contar de 2014 y que "busca que Chile tenga una economía realmente moderna y dinámica", señala el programa de los primeros 100 días.
A esto se agrega una política para mejorar la producción energética y así reducir los costos de generación y distribución.
Pero el punto más polémico de las reformas es el alza a los impuestos, dentro de una reforma tributaria, en la que se buscan más recursos destinados a invertir en educación, salid, pensiones y la protección social.
Las dudas de este programa ambicioso han sido expresadas desde el mundo empresarial. Andrés Santa Cruz, presidente de la organización empresarial Confederación de la Producción y el Comercio (CPC), ya señaló la necesidad de analizar esta reforma tributaria.
"La desaceleración era algo que estaba previsto, hay condiciones internacionales; y lo que yo he sostenido siempre es que lo que provoca incertidumbre dice relación con el tema institucional", dijo Santa Cruz.
Agregó que "hay que buscar medidas que permitan recuperar la senda del crecimiento y, por tanto, llamar a la mesura y al cuidado en todas las medidas que quieran tomar en adelante", aseguró.
Pero con el control total que Bachelet tendrá en ambas Cámaras del Congreso, y las presiones sociales por realizar reformas, está claro que la mayor parte de estas reformas serán aprobadas prontamente.
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