Al menos nueve muertos e igual número de heridos dejó hoy un tiroteo entre narcotraficantes y policías en una favela en la zona norte de Río de Janeiro, informaron fuentes oficiales.
Entre las víctimas figura el sargento Ednelson Jeronimo dos Santos Silva, de 42 años y suboficial del Batallón de Operaciones Especiales (BOPE) de la Policía Militarizada de Río de Janeiro.
Los hechos se registraron en la favela de Nova Holanda, en el Complexo da Maré, en la zona norte de la ciudad, ocupada por la policía hace apenas unos meses como parte de la política de "pacificación" iniciada por las autoridades locales en las favelas de la ciudad con miras al Mundial de fútbol 2014 y los Juegos Olímpicos en 2016.
Según la policía, los incidentes comenzaron anoche cuando los agentes iniciaron la persecución de un grupo de sospechosos que al final de una de las manifestaciones que hace dos semanas sacuden a Brasil, promovieron una serie de asaltos en la Avenida Brasil, una de las principales vías de entrada y salida de Río de Janeiro.
En un primer intercambio de disparos fueron muertos un habitante de Nova Holanda y el suboficial del BOPE.
De inmediato, unos 400 agentes de la Policía Militarizada del estado de Río de Janeiro y de la Fuerza Nacional de Seguridad entraron en la favela para capturar a los responsables, lo que originó un enfrentamiento que dejó a otras siete personas muertas, seis de ellas presuntos narcotraficantes, nueve heridos y diez detenidos, entre ellos un menor de 16 años.
En la operación fueron incautadas más de 10.000 papeletas de cocaína, marihuana y crack, cuatro fusiles, dos submetrelladoras y cinco pistolas, además de un chaleco antibalas, una impresora utilizada para imprimir material de propaganda de drogas, dos coches y cinco motos.
Los enfrentamientos y la ocupación policial obligaron a los comerciantes y a las escuelas de la región a cerrar sus puertas.
El Complexo da Maré, un gran conjunto de favelas que tiene zonas aún controladas por bandas de narcotraficantes en Río de Janeiro, está en proceso de "pacificación" del gobierno regional, que prevé la instalación de puestos policiales permanentes y la oferta de servicios públicos en barriadas pobres antes dominadas por pistoleros.
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