Las pandillas salvadoreñas asesoraron a sus facciones hermanas hondureñas, Mara Salvatrucha (MS-13) y 18, para activar una tregua entre sus miembros similar a la vigente en territorio salvadoreño desde marzo de 2012, confirmó hoy el sacerdote católico Antonio Rodríguez.
El religioso, que trabaja en la rehabilitación de jóvenes involucrados en pandillas en el país, confirmó que representantes de ambas maras en los dos países se reunieron y conversaron por teléfono para dilucidar aspectos de la tregua.
Las pandillas MS-13 y 18 en Honduras proclamaron el inicio de una tregua el pasado martes en la ciudad de San Pedro Sula, con el auspicio de un representante de la iglesia católica, de manera similar a lo ocurrido en El Salvador.
Rodríguez explicó que la experiencia salvadoreña sirvió como ejemplo acerca de los errores del proceso, de modo que en el caso hondureño se pretenden mejores condiciones.
Según el religioso, esa es la razón por la que la tregua hondureña empezó con más transparencia y el reconocimiento incluso del presidente Porfirio Lobo.
En El Salvador, el pacto entre los pandilleros inició el 9 de marzo de 2012 luego que el obispo castrense, Fabio Colindres, y el ex guerrillero Raúl Mijango anunciaran el inicio de la conversión de los líderes recluidos en una prisión de máxima seguridad.
La prensa reveló que los jefes de las llamadas "clicas" (células operativas) de la Salvatrucha y 18 habían sido trasladados de la cárcel conocida como Zacatraz a otras de menor celo.
Luego trascendió la participación estratégica del ex ministro de Justicia y Seguridad, el general retirado David Munguía Payés, como ideólogo del pacto que ha sido clave para detener la guerra territorial de las dos bandas.
Otras tres pandillas de menor rango delictivo también respaldaron la iniciativa, que rechaza el derechista partido opositor salvadoreño Alianza Republicana Nacionalista (Arena).
La tregua de las maras incidió en una baja del índice de homicidios que cayó de 15 a un promedio de cinco por día en Honduras, considerado el país más violento de Centroamérica.