Al uruguayo José Mujica no le gusta el título de "el presidente más pobre del mundo" con el que se hizo famoso en los cinco continentes y aclara que con su austeridad intenta mantenerse libre.
Esa opción de vida pudo gestarse en las duras condiciones de reclusión que sufrió de 1972 a 1985 por su pasado guerrillero, admitió Mujica al recibir este viernes a Xinhua en su chacra (granja) de las afueras de Montevideo.
Entre perros, gatos y gallinas que caminan a pocos metros de su vivienda, el gobernante emanado de la izquierda descarta que el proceso electoral en 2014 distraiga su gestión y se ilusiona con un proyecto cuando abandone el Ejecutivo.
LIVIANO DE EQUIPAJE
"Yo no soy pobre. Pobres son los que precisan mucho para vivir, esos son los verdaderos pobres, yo tengo lo suficiente", afirmó Mujica en la entrevista.
Su pequeña casa está enclavada en Rincón del Cerro, una zona poblada por granjeros en las afueras de Montevideo y a la que se accede por maltrechos caminos de tierra.
El mismo presidente da la bienvenida a la vivienda y a la habitación de pocos metros cuadrados que es comedor y escritorio.
"Soy austero, sobrio, ando liviano de equipaje porque para vivir no preciso más equipaje que eso. Peleo por la libertad y la libertad es tener tiempo para hacer lo que a uno le gusta", sostuvo el mandatario.
Si se dedicara a acumular fortuna, aseveró, "después tengo que gastar tiempo para cuidar la plata y tengo que gastar mucho tiempo de mi vida en cómo se está gastando y si estoy perdiendo o ganando".
"No, eso no es vida", enfatizó.
Mujica dona 90 por ciento de su sueldo de 260.000 pesos uruguayos (unos 13.600 dólares) a organizaciones sociales; no tiene tarjetas de crédito ni cuentas bancarias.
Su lista de bienes en 2012 incluía un terreno de su propiedad y dos con un 50 por ciento de participación, todos en esa zona granjera de la periferia capitalina.
Posee dos viejos automóviles de la década de 1980, tres tractores y aperos agrícolas por un valor de 429.000 pesos (22.400 dólares).
Para Mujica, de 77 años, el individuo no es libre cuando trabaja porque está "sometido a la ley de la necesidad".
La libertad la logra "cuando cubierta esa necesidad, usted con su tiempo de vida, hace lo que le gusta", continuó.
"Hay que laburar (trabajar) pero no me vengan que la vida es para laburar nomás", razonó quien encabeza desde marzo de 2010 el segundo gobierno de la coalición izquierdista Frente Amplio (FA).
CAMPESINO DE ALMA
"¿Por qué llegué a esto?", se pregunta Mujica y responde: "Viví muchos años en que la noche que me ponían colchón estaba contento. Entonces empecé a revalorar ciertas cosas".
Bajo el alias de "Emiliano", en las décadas de los 60 y 70 del siglo pasado participó en acciones insurgentes del Movimiento de Liberación Nacional-Tupamaros (MLN-T) y luego pasó a la clandestinidad.
En su vida, de película, recibió seis balazos que casi lo matan, se fugó de una cárcel junto a 100 guerrilleros y luego fue encarcelado durante el régimen militar (1973-1985).
Durante años, los militares que lideraron el gobierno "de facto" recluyeron a Mujica en un aljibe, época en la que "conversó" con ranas y hormigas para "no enloquecer", según reconoció tiempo atrás.
Era uno de los "rehenes", referentes guerrilleros encarcelados bajo amenaza de los militares de ser ejecutados si el desarticulado MLN-T volvía a la lucha armada.
Mujica se reconoce como un "campesino de alma", según declaró durante la entrevista con Xinhua.
Por eso, cuando salió de la cárcel empezó a trabajar en una pequeña chacra cercana con la idea de comprar una más grande.
Recuperada la libertad, también volvió a trabajar en Montevideo su compañera de vida y de guerrilla y actual esposa, la senadora Lucía Topolansky.
"Juntamos unos mangos (pesos) y pudimos hacer una entrega y compramos esto, lo fuimos pagando y aquí estamos", narró el Jefe de Estado.
Orgulloso, muestra el terreno donde planta acelgas y señala que podría volver a cultivar flores como cuando las vendía él mismo en la feria del barrio cercano.
Mujica, que concluye su mandato en marzo de 2015, dijo que es un error considerar que el calendario electoral del año próximo limita su gestión "efectiva", como consideran analistas.
"El gobierno gobierna hasta el último día, más le voy a decir, después que pasan las elecciones los gobiernos en el Uruguay acostumbran tomar alguna medida dura", sostuvo.
En ese tiempo espera avanzar en aspectos vitales para la infraestructura del país como el puerto de aguas profundas en el océano Atlántico y la renovación de la red ferroviaria.
También prevé encaminar la construcción de una planta regasificadora en la capital uruguaya y que se apruebe una ley de medios, mencionó el gobernante.
"Cuando se termine esta changa (trabajo) que tengo ahora de presidente me voy a dedicar a hacer una escuela de oficios rurales en esta zona", reveló.
Aunque para algunos "la naturaleza tiene sensación de soledad, para mi la naturaleza es un gigantesco conventillo", graficó Mujica.
"Lo que pasa es que hay que tener ojos para verla, señales que hay de un lado y del otro. Mi forma de comunicarme conmigo mismo es en el marco de la naturaleza", concluyó.