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Protestas en Argentina suman a ex simpatizantes del oficialismo

Actualizado a las 21/11/2012 - 11:24
Las protestas opositoras al gobierno de Argentina sumaron en este noviembre el apoyo de un importante sector de quienes llevaron a la reelección a Cristina Fernández (2007-2011 y 2011-2015), según encuestas privadas.
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Las protestas opositoras al gobierno de Argentina sumaron en este noviembre el apoyo de un importante sector de quienes llevaron a la reelección a Cristina Fernández (2007-2011 y 2011-2015), según encuestas privadas.

Un sondeo de la consultora Management & Fit arrojó que 30 por ciento de quienes participan en las jornadas de protesta contra el gobierno confiesa haber votado por el oficialista Frente para la Victoria de Fernández, en los comicios de octubre de 2011.

Para la firma Opinión Autenticada ese porcentaje de decepción va de 35 a 39 por ciento, según su propio sondeo, que difundió la semana pasada la prensa local.

Fernández, quien sucedió al frente de la Casa Rosada a su esposo Néstor Kirchner, ganó la reelección en los comicios de octubre de 2011 con 54,11 por ciento de los votos, el mayor porcentaje conseguido en unas presidenciales argentinas desde 1983.

Pero este mes, la desaprobación al gobierno llevó a simpatizantes de Fernández y el oficialismo a sumarse a las manifestaciones callejeras convocadas por la oposición.

El 8 de noviembre pasado ("8N", lo llamaron los argentinos), una protesta opositora o "cacerolazo" ocupó las calles de las principales ciudades del país, con reclamos por la conducción de la economía, la alta inflación y la inseguridad ciudadana.

Pero también hubo consignas de corte político y los manifestantes expresaron un fuerte rechazo a cualquier intento oficial de reformas a la Constitución Nacional para permitir a la presidenta Cristina Fernández presentarse en 2015 a un tercer mandato.

Este martes, apenas 12 días después de la primera protesta, se llevó a cabo el primer paro nacional contra la Casa Rosada en nueve años y medio de la izquierda en el poder.

Al rosario de reclamos de la protesta del 8N, este martes se agregaron la petición para que se modifique el impuesto a las ganacias, que tiene un esquema que mutila buena parte de los salarios; que el Estado abone una deuda con las obras sociales sindicales, o que se amplíe el espectro que reciben una asignación familiar por hijo.

Lo inédito es que ambas manifestaciones, por igual masivas, ruidosas y extendidas, tuvieron un componente impensado tiempo atrás: al menos un tercio de los participantes confesó haber votado al gobierno en los comicios de octubre de 2011, cuando Fernández ganó la reelección con el 54,11 por ciento de los votos.

En entrevista con Xinhua, el economista jefe de la consultora Management & Fit, Matías Carugati, señaló que "el deterioro de la economía trajo a la superficie otros reclamos que antes tal vez no parecían tan relevantes" entre quienes votaron al oficialismo.

"La inseguridad, como siempre, está al tope del ranking de preocupaciones. Pero a eso debe sumarse la negación de los problemas económicos, el intento reeleccionista, el cepo cambiario (que impide la compra de dólares para ahorro), la relación con los medios y el estilo discursivo", enumeró Carugati entre las causas que provocaron el "divorcio" de simpatizantes con el gobierno, aun cuando "la luna de miel" fue hace poco.

La encuesta de Management & Fit, levantada dos días después de la protesta del 8N en todo el país sobre una base de 1.000 personas consultadas, estableció que 30,4 por ciento de los manifestantes había votado por el Frente para la Victoria, y que el 30,1 por ciento de ellos volvería a tomar parte en un expresión callejera similar.

Otro ejercicio, de la consultora Opinión Autenticada, levantado de 800 testimonios también durante el "cacerolazo" y publicado la semana pasada en la prensa local, indicó que la porción de simpatizantes del oficialismo que participaron en esa protesta era de al menos 35 por ciento.

"Hay una sensación de hastío con la forma de gobierno, no necesariamente con el gobierno en sí mismo", acotó Carugati.

Incluso uno de los principales impulsores del paro nacional de este martes fue el líder de la hoy opositora Confederación General del Trabajo (CGT), Hugo Moyano, dirigente además del poderoso sindicato de los camioneros, y aliado gubernamental hasta antes de las elecciones de octubre de 2011.

Esa ruptura, producto de una lucha por espacios de poder en las listas de candidatos a diputados y senadores, y por los reclamos económicos de los sindicatos al gobierno por la inflación y el impuesto a las ganancias, terminó beneficiando a Moyano, quien, al igual que otros en la Argentina, tiempo atrás no dudaba en respaldar al oficialismo.

"El hastío con el gobierno queda claramente reflejado con este dato: si bien la imagen negativa de Moyano es relativamente elevada, desde que se alejó del oficialismo mejoró bastante su imagen pública", opinó Carugati.

El experto recordó también entre los aspectos que provocaron un alejamiento entre el gobierno y sus votantes fue "el escándalo con la estatización de la imprenta Ciccone y el desprestigio inmediato del vicepresidente Amado Boudou", sospechoso de tráfico de influencias para que un grupo empresarial afín se quede con el control de la firma.

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