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Alimentos transgénicos hacen su camino en el mercado chino |
Pekín, 02/10/2013(El Pueblo en Línea)- Cada año, Wang Xiuqiong desafía una norma especial en nombre de la tradición: hace sus propios pasteles de la luna. Cuando el verano llega a su fin los supermercados y otras tiendas de toda China se llenan rápidamente con el pastel típico del Festival de Medio Otoño, que cayó el 19 de septiembre de este año. La comida festiva es un regalo popular para los amigos, familiares y colegas.
Sin embargo, conservar la tradición puede ser difícil, algo de lo que la pequinesa Wang se dio cuenta muy pronto. El aceite de soja es el ingrediente secreto de Wang, pero este año se enteró de que la mayoría del aceite de soja que se vende en los supermercados ha sido modificado genéticamente. El supermercado cerca de su casa solía tener un estante con aceite de soja no transgénico, pero el estante fue sacado hace varios meses. Un empleado del supermercado dijo a Wang que es casi imposible encontrar proveedores de aceite de soja no transgénico. Wang terminó por hacer sus pasteles con aceite de semillas de girasol, por temor al peligro del aceite modificado genéticamente.
Wu Mei, una funcionaria a cargo de recolección de datos en la Oficina Municipal de Estadísticas de Pekín, dijo que es muy difícil comprar aceite de soja no transgénico en las grandes ciudades, ya que sólo lo producen las pequeñas aceiteras en las zonas rurales. “Más del 90 por ciento del aceite de soja en venta en Pekín ha sido modificado genéticamente”, dijo.
Mayor presencia en el mercado
Hace una década, la presencia de mercado del aceite de soja transgénico en el mercado de aceite comestible era muy pequeña. Según la Administración General de Aduanas, sólo representaba menos del 2 por ciento en 2001. Mientras que en junio de 2013 había aumentado hasta el 43 por ciento, según la Asociación China de la Industria de la Soja, un sindicato industrial de los productores, procesadores y comerciantes de soja, así como los investigadores científicos en todo el país.
El cambió comenzó en 2001, cuando China ingresó en la OMC y aumentaron las importaciones de productos agrícolas. Como resultado, la industria agrícola tradicional de China recibió un duro golpe de los competidores extranjeros más avanzados, incluida la soja transgénica de EE.UU. y la colza transgénica de Canadá y Australia, que fueron vendidas a un precio más bajo que la producción local, haciendo estragos con la industria nacional.
De acuerdo con Sinhu Futures, una compañía de Shanghai que ofrece servicios de intermediación, consultoría de inversión y gestión de activos, la producción de soja fue de 8,5 millones de toneladas en 2012 en China, mientras que se consumieron 71,65 millones. En 2012, China importó 58,38 millones de toneladas, un 11,2 por ciento más que el año anterior.
China también es el mayor importador de maíz en el mundo, que en su mayoría también es transgénico. En 2013, la importación de maíz llegó a 7,2 millones de toneladas, de las cuales el 80 por ciento habían sido modificadas genéticamente, de acuerdo con un informe de SCI International, un observador profesional de los productos básicos de China. El informe también dijo que la mayor parte del maíz importado de China proviene de Estados Unidos y el 95 por ciento es transgénico.
Xie Jiajian, investigador asociado del Instituto de Protección Vegetal de la Academia China de Ciencias Agrícolas (ACCA), dijo que los productos transgénicos han acaparado una gran cuota del mercado en el comercio agrícola mundial. Como un gran importador de productos agrícolas, China se ha visto obligada a entrar en contacto con más y más productos agrícolas modificados genéticamente.
Datos del Servicio Internacional para la Adquisición de Aplicaciones Agro-biotecnológicas (SIAAA) mostraron que el 81 por ciento de la soja del mundo, el 81 por ciento del algodón, el 35 por ciento del maíz y el 30 por ciento de la colza eran transgénicos en 2012, y la mayoría de esos productos han sido vendidos a China.
La popularidad de los alimentos transgénicos puede estar creciendo en China, pero también está aumentando el debate sobre su seguridad para el consumo. Muchos chinos se resisten a los alimentos transgénicos simplemente por miedo de que sean cancerígenos. “El gobierno ha permitido la importación de soja transgénica, por lo que nos debe una explicación convincente acerca de si es o no es seguro”, dijo Wang.
El Ministerio de Agricultura (MA) dice que las preocupaciones sobre los alimentos transgénicos no son necesarios, porque en China deben cumplir con tres principios: en primer lugar se debe poder rastrear el origen, en segundo lugar debe tener una etiqueta que la identifique como transgénica y, en tercer lugar, debe ser controlada dentro de ciertas regiones, para que todos los habitantes tengan el derecho de saber y elegir. El MA ha pedido a los expertos promover los alimentos transgénicos en China y hasta el momento se ha aprobado la importación de algodón, soja, maíz y colza transgénicos.
Un cambio de actitud
Siempre y cuando no se hagan intentos para cambiar la actitud de la población hacia los alimentos transgénicos, el escepticismo va a continuar.
La investigación sobre granos transgénicos en China se remonta a Yuan Longping, el padre del arroz híbrido. Los chinos en general han aceptado el arroz híbrido, pero no la soja transgénica, principalmente debido a la falta de promoción y divulgación.
“El hecho es que la gente está rodeada de alimentos transgénicos, aunque no sean conscientes de eso”, dijo Deng Zhixi, director adjunto del Centro de Investigación de Economía Rural del MA. “No importa si es en China o en los EE.UU., no se puede sobrevivir sin comer alimentos transgénicos. Cada vez hay menos alimentos no transgénicos. Deberíamos tomar un enfoque más racional al respecto”, dijo y agregó que los EE.UU. han liderado al mundo en la tecnología de cultivos transgénicos. Si China está sumida en interminables disputas en lugar de seguir el ejemplo de los Estados Unidos, la seguridad alimentaria podría volver a ser un problema.
Huang Dafang, director del Instituto de Investigación de Biotecnología de la ACCA, dijo que la tecnología del transgénico ha generado grandes beneficios sociales, económicos y biológicos durante sus 17 años de desarrollo. De acuerdo con el informe del SIAAA, 28 países habían sembrado cultivos transgénicos en 2012.
Hay tres tipos de productos modificados genéticamente. El primero son los productos que son capaces de sobrevivir a los desafíos ambientales, tales como productos resistentes a los insectos, a las enfermedades y a las heladas. La mayoría de los productos transgénicos pertenecen a esta categoría. El segundo tipo mejora la calidad y el contenido nutritivo. En este grupo se encuentra la soja transgénica. El tercer tipo es para uso médico, como vacunas y remedios.
Pero los chinos comunes no están conscientes de las diferencias y usos de los productos transgénicos, se lamentan los expertos. “El cambio de actitud de la gente de Changqing hacia los alimentos transgénicos es un largo proceso”, dice Huang. “La necesidad más urgente es aclarar sus dudas y temores”, concluyó.